28 abril 2013

Cosas de niños


El viernes a las cuatro y media, el peque llegó de estudiar con su mochila a la espalda y algo entre las manos.  Dentro de una improvisada caja de papel se escondía esta tortuga de arcilla.  Hace días me contó que habían empezado a trabajar con este material y estaba entusiasmado.  Empezó a modelar un elefante, (quizás un poco pretencioso como comienzo) pero en vista de que la cosa se complicaba demasiado, cambió el elefante por una tortuga. ¿A que es mona?  Con sus ojitos y todo... La saqué a la fresca para que le diese un poco el aire.


También han empezado a trabajar con los colores primarios.  ¡Cuántos recuerdos me traen las témperas! Parece que fue ayer que era yo la que mezclaba los colores en una tapa de plástico de los tambores de jabón de entonces.  Era una maravilla, coger un poco de amarillo, ponerle una gotita de azul...y voilà, el verde.


El sábado por la mañana fue corriendo al kiosko a comprar una de sus revistas favoritas.  Esto quiere decir que su madre tiene que soltar cinco euros y que tenemos nueva decoración en su habitación.  Casi me da un soponcio cuando entré. Espero que pueda dormir bien por la noche porque los tiene plantados justamente encima de su cabeza.


Su abuela le regaló otro libro de la serie Alfred & Agatha, que ya os comenté que le encantan.  Todos los títulos hacen alusión a alguna película de Hitchcock.  Tendré que leerme alguno para entender por qué le apasionan.  Es interesante que caigan en sus manos libros que les gusten y les animen a leer.


También ha estrenado un bol de desayuno.  El anterior estaba medio rajado y tenía un aspecto bastante feo, así que el viernes por la mañana, me acerqué a una tienda, y después de un buen rato sin llegar a decidirme le compré este.  Le gustó mucho, cosa que me alegró, porque poco a poco va teniendo su propio criterio para los gustos y no siempre es fácil acertar.


Por lo demás, hemos tenido una semana tranquila, con sus madrugones y sus legañas, sus bocadillos de chorizo, sus deberes, en fin, las cosas normales en época escolar.  Hoy solo queda pensar qué rápido se pasa el fin de semana, y mañana volveremos a empezar, aunque esta vez con un día de fiesta de por medio. 
Espero que tengáis un buen inicio de semana.
Hasta pronto.

24 abril 2013

Color en el jardín

¡¡¡Hola a todo el mundo!!!! Estoy contenta porque parece que las cosas están en marcha. Estos días he resuelto varios papeleos pendientes, la casa está limpia, ya tenemos plaza para el campamento de verano del peque, la empresa de jardinería parece ser que vendrá esta semana, nos han invitado a una celebración familiar en junio, en fin, que tales acontecimientos se merecían alguna comprita especial.

 

Qué mejor que poner un poco de color afuera.  Ese enorme tiesto de barro que ha pasado el invierno sirviendo de cobijo a las arañas y conteniendo una tierra seca y fea, se merecía unas plantas que aportasen color como estas preciosas Prímulas.  El peque me acompañó a un centro de jardinería y los colores los elegimos entre los dos.  También compré unas nuevas tijeras de podar y unas semillas para plantar en primavera.  Estoy tan contenta con el resultado de mis nomeolvides, que quiero aprender más sobre este fantástico mundo de las semillas.

 

El domingo por la mañana el sol inundaba todo el jardín, y fue el momento de plantarlas.  Espero que les guste el sitio y por lo menos me duren hasta final del otoño. 


Quería que el peque me ayudase a plantar las semillas, pero entre quedar con sus amigos o mi planazo, os podéis imaginar lo que eligió.  De todos modos, disfruto mucho estos momentos un tanto solitarios en el jardín, un día de fiesta, sin prisa, poniendo toda mi concentración en hacer que esas minúsculas semillitas caigan en la proporción adecuada en cada sitio, taparlas después con otra capa de tierra, regar suavemente para no crear charcos y esperar y esperar.


Se supone que germinarán en verano, aunque creo que la floración es para el año que viene, pero bueno, me interesa experimentar con ese tipo de semillas. Si crecen como los nomeolvides de arriba, me doy por satisfecha. 


Por último, no puedo pasar sin añadir otra nota más de color, pero esta vez en la cocina.  Sigo experimentando también con el asombroso mundo de las magdalenas.  Aunque en las fotos de mi aniversario bloguero parecían muy apetitosas, tengo que confesar que estaban un pelín secas.  Esta otra horneada fue algo mejor, pero tengo que seguir buscando.  Como buena navarra, soy un pelín cabezona, y juro que no cejaré en mi empeño.... (además tengo que amortizar los moldes de silicona que compré, jajajaja...)
Os mantendré al tanto.
Hasta pronto.

22 abril 2013

De paseo por Artajona

Retomo aquellos post titulados "De paseo por..." cuya finalidad es plasmar las excursiones que hacemos generalmente a lugares de la geografía navarra. El lugar elegido este sábado fue el pueblo de Artajona, situado a 30 kms. de Pamplona. Situado en un cerro con una perfecta visibilidad, fue un lugar codiciado por Reyes, Señores y clérigos. También por directores de cine: aquí se han filmado varias películas. En concreto en 1976, Sean Connery y Audrey Hepburn rodaron Robin y Marian.


Concretamente visitamos el llamado "Cerco de Artajona", una fortificación medieval cuyos inicios se remontan al siglo XI, aunque hubo tantas luchas por aquí que fue reconstruido varias veces, sobre todo en el siglo XIV.  En su inicio había catorce torreones, aunque hoy en día solo quedan nueve.


Hay visitas guiadas cada hora aproximadamente, cosa que se agradece, porque si uno lo ve por su cuenta se siente un poco abrumado y sin saber por dónde empezar.  Los torreones se ven desde lejos y aportan la nota característica a este lugar.  La guía nos explicó que como era muy caro mantener estas edificaciones, a los gobernantes se les ocurrió alquilarlos como viviendas a gente pudiente, de esta forma, los particulares corrían con los gastos de goteras y demás.


Al fondo podéis ver la iglesia fortificación de San Saturnino, que fue levantada entre los siglos XII y XIII, aunque después le fueron añadiendo más cosas. ¿Queréis verla de más cerca? Eso está hecho, solo tenemos que avanzar unos metros.



En un día tan luminoso da gusto hacer fotos, el azul del cielo contrastaba con la solemnidad de las edificaciones.  Pero debo decir que corría un viento helador que nos dejaba las orejas congeladas. 



Alrededor de la fortificación hay una serie de casitas en las que habitualmente viven unas diez familias.  Nos explicaron que está prohibido construir nada más en esta zona.  No me digáis que no parece sacada de un cuento... aunque unas jardineras con flores le darían un toque genial.




Aquí estamos en la parte trasera de la iglesia.


La guía nos abrió las puertas de este precioso edificio. Ya al abrigo del viento, pudimos disfrutar con la luz de colores que se filtraba a través de las vidrieras (estas son modernas), y maravillarnos con un retablo gótico del siglo XV que hay justo en el presbiterio.  Solo le saqué una foto y me salió borrosa, así que del interior solo puedo enseñaros el mosaico de arriba.  La reja de forja que separa el altar de los bancos es peculiar, porque incluye dos púlpitos, también del siglo XV.  En uno leían la epístola y en el otro el evangelio.


Ahora viene lo bueno.  ¿Véis esta torre circular justo encima?  Bueno, pues una vez dentro de la iglesia, la guía nos condujo a través de una pequeña puerta hacia una escalera de caracol que llevaba arriba del todo, y que iba por dentro de esta torre.  Tengo que decir que ODIO este tipo de escaleras, me dan una claustrofobia horrible.  Así que esperé a que el grupito subiera, luego asomé la cabeza y miré hacia arriba para inspeccionar el terreno.  Vi que había ventanucos y que entraba luz y aire, así que me animé a subir, ainssss......



Ahí podéis verme, agazapada en un rincón, cogiendo aliento, mientras oía las voces de los valientes que ya habían llegado arriba.  De vez en cuando me paraba y me asomaba a esas estrechas ventanas medievales, desde las que imaginaba a algún aguerrido soldado medieval lanzando flechas al enemigo.  Pero bueno, mereció la pena, aunque cuando llegué, la cabeza me daba vueltas.  Esas partes empedradas son como una especie de embudos que recogían el agua y la conducían hasta un depósito que podía albergar hasta 80.000 litros.



En sitios así uno entiende la importancia de ciertas ubicaciones en aquellas épocas de luchas y guerras.  Era esencial tener controlado el terreno alrededor, por si venía el enemigo.


Existía un entramado de torres que se comunicaban entre sí con espejos, tenían sus códigos y podían avisarse unos a otros a muchos kilómetros de distancia.
 


En todas partes había rincones preciosos que fotografiar.  Pero pasemos a la segunda parte de nuestra excursión.


Cuando volvíamos vimos un cartel que señalaba una zona de dólmenes, a unos cuatro kilómetros, así que allá que nos fuimos (con algún que otro gruñido del conductor dada la orografía del terreno, me entendéis, ¿verdad?). Después ir dando botes con el coche un buen rato, lo dejamos aparcado a unos 200 metros del lugar; entonces el peque y yo fuimos a la busca y captura de los dichosos dólmenes.  Aquí hubo un poblado durante la Edad de Bronce, por eso hay tantos restos.  Lo malo es que están desperdigados, así que solo vimos los que estaban más cerquita, no pensaréis que voy a subir allá arriba, jajajaja....
 

Pues visto de cerca, esto es un dolmen hijas mías.  Yo, porque hay un cartel que lo dice, que si no, me pienso que alguien ha puesto las piedras ahí  para preparar un calderete o asar unas costillas, yo qué sé.  Me lo tendré que creer. 


Lo más bonito fueron esos campos verdes ondeando al viento.  Me recuerda al escritorio del Windows, o mejor aún, a aquella escena de Sonrisas y Lágrimas (The Sound of Music), en la que se veía a  Julie Andrews corriendo con los brazos abiertos...


Lo más increible es que aunque visitemos fortificaciones medievales, o dólmenes de 5000 años de antigüedad, yo me siga maravillando con unas simples flores del campo. Siempre van a estar ahí, año tras año, y espero que me sigan atrapando también, año tras año.
Gracias por acompañarme en esta primera excursión de la temporada.  Espero que os haya gustado.
Hasta pronto.

19 abril 2013

Un año

¡Hola a todo el mundo! Tal día como hoy hace justo un año, Sopa Azul se puso en marcha. Hasta entonces yo era una lectora anónima, que disfrutaba leyendo los blogs que hacían otras personas. Lo mismo aprendía una nueva receta, que tomaba ideas para un rincón de la casa. Otras veces me iba de excursión con ellos, o me relamía con los platos navideños que preparaban.


Así que un día me planteé tener mi propio blog, aunque pasaron varios meses hasta que tomó forma.  Me entraban las dudas, montones de dudas, no solo técnicas, sino del tipo: "¿Realmente le interesará a alguien lo que cuento?".  Ya sabes, no hago ganchillo, no soy una gran cocinera, no tengo una casa impresionante, no hago tutoriales, sino más bien al contrario, soy un poco desastre, pero quizás mi esencia sea que le pongo mucho cariño a las cosas.  Poco a poco, el blog se ha ido convirtiendo en una parte muy importante de mi vida. He descubierto el amor por la fotografía, y a base de errores y tutoriales en internet, he ido aprendiendo algo.  También he descubierto blogs increibles, personas amables, lugares del mundo maravillosos.  Es un placer asomarme a estos sitios y aprender, aprender, aprender...



Así que mi manera de celebrar este primer aniversario, será mostraros unos collages "temáticos" que he estado preparando a base de quitarle alguna hora al sueño.  Es como un resumen de estos doce meses.  Espero que los disfrutéis tanto como yo lo he hecho preparándolos.  Ahí va el primero.


En estos doce meses ha habido muchas tazas de café, cerveza, té, chocolate, y siempre con algún acompañamiento: unas flores, dulces, un libro, una buena compañía, el sol en la cara,...



Por supuesto, donde hay bebida hay comida.  Para mí es uno de los mayores placeres, una buena comida y un buen vino, pero el día a día no es tan sibarita.  Las prisas diarias nos limitan, pero aún así, alguna cosica hemos hecho ¿no?  Vamos a pasar al siguiente collage que me está entrando hambre.
 

Cómo no, el peque ha sido una parte importante del blog durante este tiempo.  Con él he compartido juegos de mesa, rescates de clicks, recolecta de tesoros, jugar en la playa (lo necesito yaaaaaaaaaa.....), una horchata en Sanfermín, pompas de jabón, plastilina.  Aunque en unos meses cumplirá once años y noto que sus amigos van siendo cada vez más importantes en su vida, todavía siento que compartimos muchas cosas juntos. 


Me ha gustado mucho llenar de color mis fotos.  Si te paras a mirar, hay infinitos tonos de color en las cosas que nos rodean, solo hay que fijarse.  Yo antes no lo hacía, pero ahora es como si hubiese desarrollado un sexto sentido para decir: "¡¡QUIETO...!!!! y hacer click.



No podía faltar un collage en azul en honor a mi nombre.  ¡Ayyyyy,  cuántos recuerdos me traen estas fotos....!  Las vacaciones en Almería, jugar en la playa, tomar el sol en la piscina, un refresco, mis nomeolvides que están enormes ya, mis paseos después de comer.  Me ha gustado la idea de hacer collages en un color.


Hablando de color, nada mejor que recordar tantas y tantas flores hermosas que he ido capturando con mi cámara.  Desde la hortensia azul del día de la madre, hasta un sencillo ramillete de margaritas y diente de león que me trajo un día el peque.  El olor de los jacintos, las buganvillas del sur tan generosas en floración, tantos matices en las flores, que solo puedo pensar que son un auténtico regalo de la Naturaleza.


Esta penúltima composición la he hecho pensando en las cosas que me tocan el corazón.  Me acercan a otra época y no sé por qué, me siento a gusto, como en casa.  Me cuesta dejar de mirar este collage, pero tenemos que proseguir y no quiero aburriros.  Así que vamos con el último.


A este lo llamaría "mi esencia".  He tratado de seleccionar diferentes situaciones que me hacen feliz.  No hace falta que te las explique ¿verdad?  Creo que si me has seguido un poquito sabrás descifrarlas, pero por si acaso hago un repaso: mi amor por los animales, compartir ratos con mi hijo, intentar llevarme bien con las plantas, un poco de sofisticación de vez en cuando, un buen juego de mesa, las velas, compartir una charla con mi marido, una cervecita, mi punto de cruz...  


Así que acabo como empecé, con unas magdalenas que preparé ayer pensando en ti.  Coge una si quieres, no son nada del otro mundo, pero este rato de estar juntos merece la pena.  Gracias por estar ahí.  Solo puedo decir que espero cumplir muchos años más.  Prometo seguir mejorando para hacer que la visita a este blog te llene de alegría aunque sea por unos minutos.
Un sincero abrazo.

17 abril 2013

Le Parfait


Buscando entre los armarios de la cocina, encontré hace poco un tarro de cristal precioso con un sistema de cierre como el de las antiguas gaseosas y con una inscripción arriba que decía: "Le Parfait".  Lo lavé a conciencia y según lo iba secando, me vino a la mente que esta marca ya la había visto antes en algún blog.


Busqué información y me enteré de muchas cosas sobre esta marca francesa.  Son muy apreciados para envasar conservas y almacenar alimentos frescos. No son baratos la verdad, pero tienen un sistema de cierre característico con una goma naranja de látex y cierre de hebilla, que los hacen completamente herméticos. Así que mira por dónde descubrí una pequeña joya escondida en el fondo de un armario y que no recuerdo cómo llegó hasta aquí. De momento lo he llenado de guindillas, de esas ricas para acompañar unas legumbres o cualquier plato consistente.


Ya metidas en la cocina, un quebradero de cabeza continuo son las meriendas y los postres del peque (y de los no tan peques). No salimos del plátano y del yogur, así que no me extraña que siempre a veces proteste por la poca variedad. Yo misma debería comer más fruta, así que ayer me traje para casa esta media piña que vi de oferta en el súper.
  

En mi caso prefiero comer la fruta entre horas, porque como postre siento que me infla. Este cuenco de arriba me lo zampé a media mañana, y aunque la piña no es una de mis frutas favoritas, tengo que reconocer que estaba riquísima.


Otra variedad para el peque a la hora de la merienda.  Se me ocurrió añadirle unas virutas de chocolate.  No dejó ni una.



Y aquí os enseño cómo va mi labor de punto de cruz;  avanza más rápidamente de lo que creía.  Me encanta ir cambiando de color.  Pasar de un tono apagado como el beige a otro como el azul, es todo un subidón (supongo que las que hagáis este tipo de labores me entenderéis jajajaja...).
Estos días no trabajo, así que voy a dedicarme más a la limpieza de la casa y a arreglar un poco el jardín.  La semana que viene me podan los pinos, así que no tocaré el césped hasta que no acaben, pero hay tantas cosas que hacer que estoy segura de que no me voy a aburrir.
Hasta pronto.

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Doy una gran bienvenida a los nuevos seguidores.  Me hace muchísima ilusión cuando veo un nuevo icono.  Supongo que quiere decir que os sentís a gusto en este pequeño rincón ciberespacial.  Eso me anima a seguir y mejorar.  Un fuerte abrazo.

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