30 abril 2014

Algunos preparativos

 

Cuando uno planea unas pequeñas vacaciones parece que todos los trabajos se agolpan al mismo tiempo.  Lo primero es ocuparse de las plantas de interior.  Compré unas bolas que absorben el agua, para colocarlas en las macetas.  Para unos pocos días es una solución ideal.


 

Estas diminutas bolas me siguen asombrando cada vez que las compro.  Esta foto la tomé ayer a las 19:30 h.  Llené el cuenco con litro y medio de agua y hoy cuando me he levantado, lo primero que he hecho ha sido ir a ver cómo estaban.  ¿Quieres verlas?


¿No es maravilloso? Me encantan, son increibles, sobre todo me gustan las azules destacando sobre las demás.  Metí la mano y empecé a darles vueltas, una y otra vez... es una sensación súper relajante.  ¿Imaginas estar en una bañera llena de estas bolas?


Una vez solventado el problema de las plantas, nos metemos de lleno en la logística.  Buscar el mapa de Madrid de nuestra última visita, escoger un libro para leer durante el viaje (he leído críticas buenas y malas de este libro, así que prefiero opinar según mi criterio, ya os contaré, aunque no creo que me dé tiempo a acabarlo), por no hablar de poner una lavadora de última hora el día anterior, planchar algunas cosas que faltaban, pintarme las uñas de los pies, lavarme la cabeza, seleccionar la ropa que vamos a llevar, sacar las maletas, vamos un estrés total.  Afortunadamente, del resto se ocupa sr. marido.


Mandé al peque a la tienda de chuches a comprar alguna cosita para el viaje, aunque fueron más de su gusto que del mío.  Le recordé que tenía un muñeco de Pez, y que podía comprar un par de recambios.  Me recuerdan un montón a mi infancia, aunque en aquella época solo había algunos personajes de Disney y poco más.


He mirado al cielo y algunas nubes empezaban a agolparse en lo alto.  Creo que tendremos buen tiempo, por lo menos eso espero. He preparado el collage del mes de abril (podéis verlo aquí o pinchando en la pestaña de Collages mensuales).  También he dejado programado el post del domingo de la semana 18.  Entre unas cosas y otras no he parado un segundo.  Espero que paséis una buena semana.  Nos vemos a la vuelta.
Un beso.

27 abril 2014

17/52


Esta semana tuvimos que ir a hacer una prueba a la zona de Hospitales (si conocéis Pamplona, seguro que intuís la Clínica Universitaria al fondo).  No soy muy amiga de los hospitales, pero a veces toca ir.  Forma parte de las cosas que hay que hacer de vez en cuando.  Los jardines están muy cuidados, el césped está precioso y hay árboles que consiguen que me detenga y haga una foto.


Las comidas se trastocan un poco el fin de semana.  No es extraño que un sábado a la noche me apetezca tan solo un poco de leche con avena y unas fresas, sobre todo si ya nos hemos excedido al mediodía.  Luego un poco de manta y sofá, y ya podemos decir adiós al sábado.


En Semana Santa el peque y yo acudimos a la iglesia. Siento una especie de deuda con lo que mis padres me inculcaron, que aunque no lo comparta totalmente, creo que forma parte de nuestras tradiciones.  Pero yo voy más allá.  Me gusta sentarme cerca de este rincón porque una especie de paz espiritual me invade.  Agradezco todo lo que la vida me ha dado, tanto lo bueno como lo malo, porque siempre intento sacar una conclusión positiva de todo.  La belleza de las cosas me transmite felicidad, como los rayos de sol atravesando las vidrieras.  Quizás sea una felicidad superficial, pero el trabajo personal consiste en "rascar" un poco y ver lo que hay debajo.


Por ejemplo, cuando el peque y yo vamos a la Protectora de Animales a pasear perros abandonados.  Ver la alegría con la que salen de sus pequeños cubículos es algo que me llega al fondo del corazón y que casi hace saltar lágrimas de mis ojos.  Esa hora de paseo es todo lo que necesitan para volver a confiar en los seres humanos.  Este peludito se llama Blanco y es un Schnauzer de ocho años.  Ha sido fantástico verles correr juntos al peque y a él.


Hace casi un par de horas que sr. marido ya encendió el fuego. Ahora quedan las brasas en las que asará la comida de hoy domingo.  Abriremos una botella de vino tinto y al acabar jugaremos una partida al chinchón (el juego oficial en nuestra casa, jajaja...).  Creo que es el mejor broche que se le puede poner a una semana de Pascua como la de este año.  Tenemos trabajo y tenemos salud. Solo puedo dar gracias por ello.
Un abrazo muy fuerte amigas.

24 abril 2014

Un bizcocho y un paseo


La semana de vacaciones escolares va llegando a su fin, y aunque ahora yo trabajo por las tardes, el peque y yo intentamos hacer cosas juntos por la mañana.  Después de hacer las camas y recoger los desayunos, ayer decidí que era más importante hornear un bizcocho de chocolate y dar un paseo, que pasar la mañana pasando el aspirador y quitando el polvo.


El peque siempre ha mostrado un gran interés por la cocina (empezó imitando a Bob Esponja friendo las hamburguesas en la plancha y siguió siendo fan de MasterChef Junior) así que cuando oyó la frase mágica "¿quieres que hagamos un bizcocho de chocolate?", le faltó tiempo para ir a lavarse las manos y ponerse el delantal.


Utilicé la receta de las medidas de yogur y voilà, aquí véis el fantástico aspecto antes de meterlo al horno.  Es muy muy sencillo, aunque me imagino que ya conoceréis la receta.  Por si acaso es ésta:

BIZCOCHO DE YOGUR
  • 3 huevos
  • 1 yogur natural
  • 3 medidas del yogur de harina (más un sobre de levadura Royal)
  • 2 medidas del yogur de azúcar
  • 1 medida del yogur de aceite de girasol
  • 1 medida de cacao en polvo (si lo queréis de chocolate)
Mezclar todo a mano (la harina tamizada) y poner en un molde untado con mantequilla y espolvoreado de harina.  Precalentar el horno a 180º y hornear unos 40 minutos.


Mientras nuestro bizcocho se enfriaba, cogimos el coche y fuimos a comprar una revista para el peque (se la prometí por las buenas notas del segundo trimestre); también pasamos por la biblioteca y estuvimos dando un paseo por uno de los maravillosos jardines que tenemos por aquí.  Fue estupendo ir charlando los dos, hablando de esto y aquello. Por sus conversaciones voy observando las cosas que le interesan y puedo hacer algo que a veces los padres no hacemos, y que es escuchar.  Con las prisas diarias les oímos, pero no hacemos el esfuerzo de ir más allá, por lo menos yo.


Así que me gusta propiciar estos pequeños momentos entre nosotros.  Creo que nuestros lazos se hacen más fuertes, y preparan una buena base para la confianza.  No queda mucho para que entre en la adolescencia y no me gustaría que fuese un chico encerrado en su habitación, que no confía en sus padres cuando tenga algún problema o preocupación.


Hacer este tipo de cosas un día normal por la mañana, es como escapar un poco de la rutina, como cuando hacías novillos en el instituto.  Una sensación de libertad me invade, aunque a ratos piense en la cantidad de cosas que me quedan por hacer en casa. Parece que las mañanas están destinadas a cosas aburridas y serias como limpiar, cocinar o ir al médico.  Esta es una manera estupenda de romper esa cadena.


Después de llegar a casa, el peque no tardó ni cinco segundos en abrir su revista y pasar un rato entretenido leyendo sobre las cosas que le apasionan ahora (creo que voy a tener que empezar un pequeño diccionario con los términos que utiliza, porque a veces no sé ni de qué me está hablando, jajaja...)


A mí lo que realmente me apasiona es disfrutar estos momentos y compartirlos con vosotras.  Pasar el aspirador no quedará en mi memoria, pero nuestro bizcocho de ayer y nuestro paseo entre flores y charlando de todo un poco, sí.  Por supuesto, después de comer, acompañé mi café con un trozo de bizcocho.  Mientras hacía mmmmm.... recordé la bonita mañana que pasamos ayer.
Nos vemos el domingo.
Un fuerte abrazo.

20 abril 2014

16/52


La segunda parte de la semana ha sido algo más relajada que la primera. El último día de clase antes de las vacaciones de semana santa, el peque trajo un cuenco hecho de arcilla en clase de plástica (el año pasado fue una tortuga ) y realmente me gustó, creo que tiene un encanto especial.  He intentado parar un poco el ritmo de estos últimos días, así que el viernes tuve el capricho de darme un baño creándome mi "pequeño spa". El año pasado hice lo mismo por estas fechas, y creo que mi subconsciente todavía lo recordaba. Si a eso le añadimos un paseo el sábado entre flores y un día soleado, comida sana y alguna que otra cervecita, podemos decir que no acabó del todo mal esta semana, a pesar de que hoy llueve, hace frío y el cielo está gris.  Mañana es festivo aquí y los niños tienen vacaciones toooooooda la semana.  ¡Quién fuese niño otra vez!
Un fuerte abrazo amigas.

18 abril 2014

Dos años


He estado realmente cansada esta semana.  El trabajo fuera de casa y luego todo lo que hay que hacer dentro, me han pasado factura.  El poco tiempo libre que me ha quedado lo he pasado leyendo o tumbada en el sofá. A pesar de que sr. marido se encarga de preparar las cenas y hacer la compra, llevar un hogar conlleva muchos otros aspectos que dejan poco tiempo al relax.  A eso hay que sumar el calor repentino que hemos tenido y que a mí en particular, me deja completamente tirada.  Hemos pospuesto nuestro viaje a Madrid por motivos "logísticos", pero ya estamos contando los días que faltan para ir.


Sin embargo me relajó mucho salir al jardín, cortar unas ramas de pino y montar un par de jarroncitos que han puesto alegría en el salón y en la cocina, ya véis que no son nada del otro mundo, pero me gusta el aspecto fresco y natural que desprenden.  El de la cocina es un bote de tomate frito que me sirve de florero (de momento sustituye a la jarra de colores que me cargué) y al que le he puesto unas ramas de olivo.  He hecho planes y más planes con el jardín, pero solo para mis adentros, creo que aún tardarán un tiempo en materializarse.  Sr. marido es el pragmático, yo soy la soñadora, él me hace poner los pies en la tierra, yo imagino un pequeño rincón de hadas y duendes, a él le cuesta ver las hadas, pero están ahí escondidas, en algún lugar entre las abelias y los pinos, esperando...


Mañana el blog cumple su segundo año.  Por lo visto hace tiempo marqué ese día con un círculo rojo en mi calendario de mesa, y si no hubiese sido por eso, quizás ni me hubiese acordado.  Podría dedicar un post entero a hablaros de lo feliz que me sigue haciendo mi blog, de cuánto disfruto revisando antiguas entradas o incluso mirando alguna receta que yo misma publiqué, por no hablar de la gente estupenda que he ido conociendo y que está ahí día tras día.  Han sido 200 entradas, más de 700 fotos, y por supuesto la misma ilusión (o más) que cuando empecé.  

Un fuerte abrazo y que disfrutéis de estas vacaciones de Pascua ♥. Nos vemos el domingo en el proyecto 52 semanas.

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P.D.  No descarto hacer un pequeño sorteo en breve para agradeceros vuestra fidelidad, pero voy a esperar un poco aún, quizás a la vuelta de nuestro viaje, cuando esté más centrada y organizada.  

13 abril 2014

15/52


 

 



Unos días un tanto anodinos, han dado paso a un fin de semana algo más entretenido.  El tiempo ha sido soleado y agradable, a pesar de que un viento fresco nos ha estado golpeando a menudo.  Todavía no podemos confiarnos, aquí siempre tenemos que ir con precaución, un pequeño paraguas en el bolso y una chaqueta "por si acaso" son nuestros mejores aliados.  Nuestra semana no ha sido muy diferente a las anteriores, madrugones, desayunos ("¿no puedes tener más cuidado con el colacao?"), prisas de última hora, ¿qué pongo para cenar?, ¡se me olvidó comprar el pan!, ¿te caiste en el patio y traes roto el pantalón?,... Hasta que llega el viernes y esa tensión se va relajando.  Aunque tengamos que madrugar igual, desayunar igual, mancharnos igual y comer igual, todo fluye con otro ritmo, con otra expectativa, con una ilusión que tan solo durará dos días, pero que es como la zanahoria que se le pone al burro para que siga adelante.
Hemos dormido hasta las 9 a.m., hemos visto la televisión tumbados en el sofá, hemos visitado a la abuela que nos trajo chocolate de Alemania, hemos leído, he descubierto el Ave María de Caccini y ya metidos en cosas espirituales hasta hemos participado en la pequeña procesión del Domingo de Ramos de nuestro pueblo.  Me queda un poso tranquilo y relajado que espero que dure varios días.  Estamos planeando un viaje a Madrid para la próxima semana y eso sí que son novedades.  Os mantendré al tanto. 
Feliz semana a todas.

11 abril 2014

Pensamientos de todo tipo





Todos los años por estas fechas me gusta poner algo de color en mi macetón de barro del jardín.  A lo largo del tiempo he plantado en él plantas aromáticas, dalias, prímulas, nomeolvides y margaritas, así que este año quise cambiar y plantar pensamientos.  Fuimos a una tienda de jardinería aunque me sentí un poco frustrada porque los que había estaban bastante feos, algunos ni siquiera deberían haberlos puesto a la venta, pero yo iba con la clara intención de traer conmigo siete pensamientos, con lo que me llevó un buen rato seleccionar aquellos que estuviesen en buenas condiciones. 


Todos los días miro mi jardín y pienso qué hacer con el césped.  Hace poco tuve una especie de "revelación".  He estado leyendo acerca de cómo sustituirlo, y me he encontrado con una tendencia llamada "pradera natural".  Me gusta mucho la idea.  Creo que los que en su día compramos una vivienda unifamiliar nos hemos obcecado con tener un trozo de césped sea como sea, además de pretender que esté verde todo el año...  Yo me pregunto ¿para qué quiero yo un trozo verde todo el año? ¿tengo que invertir tantísimo tiempo en ello? ¿por qué derrochamos tanta agua? ¿no es ir en contra de la propia naturaleza? ¿por qué no la escuchamos un poco?



Si dejo que siga su curso me encuentro con diferentes especies de trébol, dientes de león  o margaritas silvestres que nacen de forma espontánea y que miro con el entrecejo fruncido sin saber muy bien cómo reaccionar: ¿esta cosa tan bonita, es una mala hierba en mi "impoluto césped verde"?


Hay varias partes en el jardín: el porche con la mesa y las sillas, el césped, un camino de grava, los cipreses para conseguir "cierta intimidad" y una parte libre en la que planté especies que crecen bien en nuestro clima y con esta tierra arcillosa.  Aquí las abelias renacen todas las primaveras y el resto (que no sé cómo se llaman) cada año están más y más frondosas.


He tenido una gran alegría, porque el año pasado cuando planté los nomeolvides, esparcí a voleo algunas semillas por el jardín, y ahora han nacido preciosas flores azules.  Así que después de estos "pensamientos", he llegado a la conclusión de que tenemos que aliarnos con la naturaleza, no ir en su contra, sino ayudarla a avanzar, con lo que la opción de pradera natural me está haciendo reflexionar. Disfruto mucho observando mi jardín, y me gusta verlo cambiar, transitar de unos colores a otros, e incluso ver cómo albergan pájaros que nos alegran con sus trinos todas las mañanas.  La única persona que se ocupa del jardín soy yo y reconozco que mis buenas intenciones superan las acciones que llevo a cabo, por eso creo que esto va a cambiar a partir de ahora.  Una frase me ha marcado y es la siguiente: "Una pradera (jardín) que  no cambia su aspecto en ninguna estación es lo más parecido a una planta artificial".
Tengo que tomarme en serio este tema, aunque como siempre voy tarde, según he leído el mejor momento para plantar una pradera natural es de septiembre a noviembre, aunque también se puede hacer entre marzo y abril, osea que aún me quedan 19 días de plazo...
De momento hay varias tareas urgentes en el jardín, como mejorar y airear un poco el sustrato de los árboles y las plantas, el resto tendrá que esperar un poquito aún...
Os deseo un maravilloso fin de semana amigas.

09 abril 2014

De paseo por Olite


He disfrutado mucho preparando este post sobre nuestra excursión a Olite.  Me encanta ir seleccionando las fotos y revivir esos momentos, incluso fijarse en detalles que antes habían pasado desapercibidos.  



La última vez que vinimos fue en el verano de 2012 (aquí) momento en el que se celebran sus fiestas medievales.  El maravilloso Palacio Real siempre consigue hacer bailar mariposas en mi estómago conforme nos vamos acercando a él.



El día fue totalmente luminoso y soleado, los árboles mostraban su floración en todo su esplendor, con ese color rosa extraordinario.  Las flores se concentran en racimos esponjosos que transmiten una suavidad y belleza increibles.


Este Palacio fue considerado uno de los más bellos de Europa en su época, y actualmente es una de las construcciones medievales más importantes de España.  En un pequeño patio interior, hay una morera que tiene 500 años de antigüedad.  ¿Puedes creer que en 1514 ya existía?


 

 



Estuvimos comiendo en uno de los numerosos restaurantes que hay en Olite, y después nos dedicamos a pasear y admirar cada rincón del pueblo.  Si eres un apasionado de la fotografía, creo que aquí puedes volverte loco, jajajaj...


Esto de arriba es el llamado Palacio Viejo, que fue convertido en Parador Nacional.  Es mucho más sobrio que el Palacio Real, y hay muchas mezclas en su diseño, pero eso es debido a las numerosas construcciones que se fueron haciendo posteriormente.  Me parece sencillo pero majestuoso a la vez.


El collage de arriba pertenece a la Iglesia Santa María la Real.  Es un edificio adosado al Palacio, y se construyó entre los siglos XII y XIII.  Aquí los reyes celebraban las fiestas importantes y actos solemnes.




¡Qué mejor forma de terminar que mostraros el escaparate de una pastelería! Era pequeñita pero estaba decorada con muchísimo gusto.  Me hubiese encantado llevarme a mi casa una de esas bandejas, pero creo que la ingesta de calorías ya había sido suficiente.
Espero que os haya gustado este paseo por el hermoso pueblo de Olite.
Un abrazo.

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