30 noviembre 2014

48/52




En esta semana han predominado los cielos grises, las botas, las tazas de té, la lluvia y sobre todo el viento.  Hemos comprado algunos dulces y licores para Navidad, unas botas de lluvia para el peque, he plantado unas semillas de perejil y he dado un bonito paseo esta misma mañana, con una temperatura estupenda y un cielo azul.  El sábado fue el encendido oficial de las luces navideñas en Pamplona, los comercios nos tientan con sus "Black Friday's" y los niños se sumergen en los catálogos de juguetes que invaden nuestros buzones.  Intento observar todo desde la lejanía, como si fuese "El Principito" en su asteroide, con las piernas colgando y mordiéndome las uñas ante el espectáculo.  Todo se resume en consumir.  Dicen nuestros políticos que hay que activar la economía: si consumimos más, producimos más y de ese modo más gente trabaja y más gente gasta... y vuelta a empezar.   Esto me produce un vacío en el alma, siento que  no vamos por buen camino, pero mi espíritu es optimista por naturaleza, así que doy gracias por todo lo que tengo, y sigo disfrutando de la belleza de todo lo que me rodea, algo que me llena de felicidad... eso y descubrir artistas como Dustin O´Halloran.  Fue gracias a la BSO de Marie Antonniette (de Sophia Coppola, una de mis películas favoritas).  Sus composiciones son maravillosas, pero esta en concreto tiene la facultad de transportarme.  Me pongo los cascos, cierro los ojos y me transporto a otro lugar, quizás al asteroide desde el que El Principito veía el mundo.  Por cierto, no me importaría encontrarme allí con el tal Dustin, con piano o sin piano, jajajaj...  
Feliz semana  ♥♥♥

27 noviembre 2014

Homenaje al cerdito



La historia de la hucha en forma de cerdito del peque se puede considerar un ejemplo de tenacidad.  Se la regalaron unos tíos suyos cuando tenía alrededor de cuatro años.  Estaba hecha de cerámica, sus ojitos eran blancos y su carita invitaba al ahorro. Durante varios años fue metiendo monedas procedentes de las pagas recibidas, con cierta falta de constancia, eso sí, pero aquí no había ni trampa ni cartón, lo que entraba ya no salía (a excepción de una vez que le pillé agitando el cerdito boca abajo mientras metía un clip abierto por la ranura...)
 

La hucha casi estaba llena y en verano el peque me preguntó que cuándo la íbamos a romper.  Le dije que el 11 de noviembre, San Martín, era un día idóneo (siguiendo el refranero español "A todo cerdo le llega su San Martín"), así que os podéis imaginar lo que sucedió. El peque esperó pacientemente la llegada de ese día, haciendo un esfuerzo de ahorro extra.
El día en cuestión, el pobre cerdito recibió un martillazo en todo lo alto, abriéndose en dos partes y dejando al descubierto un tesoro de monedas y billetes, que tanto el peque como su padre comenzaron a sumar sin perder un segundo. Reconozco que fue un momento emocionante para los tres.  Después del recuento la cantidad ascendió a 66,47 €, que por deseo del peque fueron a parar a su cartilla, exceptuando 6,47€, ya sabes, para sus "imprevistos".


Me dio pena ver al cerdito partido en dos, acabando sus días en el cubo de la basura.  Han sido cerca de ocho años viéndolo en el dormitorio del peque, quitándole el polvo, sopensándolo de vez en cuando, animando al chaval a seguir metiendo monedas dentro, ainssss....
Hace un par de años que tenemos "El pollo Matías" (os juro que se llama así), que es otra hucha, pero más moderna.  Imita a una caja fuerte e incluso tiene clave de acceso.  Lo malo que tiene el pollo es que las monedas salen con la misma facilidad con la que entran, así que el ahorro se está haciendo casi imposible, vamos, como a sus padres.
Echaré de menos al cerdito y a todo lo que significó durante tantos años,... en fin, soy una sentimental en toda regla, jajajaj... ¡qué le vamos a hacer!
¿Vuestros hijos han tenido o tienen huchas?¿les animáis a ahorrar? Me parecen cuestiones muy interesantes por todo lo que se fomenta: paciencia, lo que cuesta ganar el dinero, evitar comprar cosas inútiles, saber esperar,...
Un abrazo chicas.

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P.D. Acabo de hacer el collage correspondiente al mes de noviembre. Seleccionar las nueve fotografías más representativas de cada mes y mezclarlas hasta conseguir un imagen que con solo un vistazo me haga revivirlo, es algo que me llena de alegría. Espero que os guste.

24 noviembre 2014

47/52




Los caramelos del peque pusieron algo de color en un sábado gris y fresco.  El sol se deja ver cada vez menos, aunque algunos días hemos tenido unos atardeceres llenos de luz.  Quería coger mi cámara y salir a fotografiar los colores de los árboles y sus hojas rojas en medio del cielo azul, pero siempre me surgía algo que hacer en casa.  Espero que esta semana nos brinde al menos un par de días luminosos y salir a dar un paseo justo después de comer.  Por lo demás, estos siete días han transcurrido tranquilos, cada uno ocupándose de sus obligaciones habituales.  Fui con el peque a comprarle unas zapatillas de casa y de paso nos tomamos un helado y un expresso.  Una compañera de trabajo me regaló una rama de laurel fresco, y al día siguiente preparé lomo de sajonia en salsa con una de sus hojitas.  Ayer domingo salimos los tres a comer, y a las cinco el peque se fue al cumpleaños de un amigo.  Sr. marido y yo continuamos la ronda, echándonos alguna que otra Voll-Damm al coleto (como diría Pérez-Reverte), hablando de lo humano y lo divino, y reparando incluso en una pequeña telaraña sin habitante aparente que se encontraba justo a la altura de mis ojos.
Feliz semana.

19 noviembre 2014

Un día feliz


Volvemos a la normalidad, después de un tiempo de preparativos, algunos más secretos que otros... Siempre que organizo alguna celebración, por pequeña que sea, es como si se abriese un paréntesis en mi rutina, que solo se cierra cuando todo acaba.  Entonces respiras tranquila y dejas que tu vida coja su ritmo habitual.  Además te sientes bien, porque ves que la gente ha disfrutado y todo ha salido tal y como pensaste.  La comida se alargó y la sobremesa continuó tomando algunas copas por ahí, hasta que comenzó a oscurecer y las farolas y el kiosko del pueblo se encendieron.  Las luces navideñas también asomaban tímidamente.  Nos quedamos a dormir en casa de la abuelita.  Durante la noche se oía el sonido de la lluvia golpeando las claraboyas, algo que me fascina: es como estar durmiendo en medio del bosque en una noche lluviosa.  A la mañana siguiente, el olor a café recién hecho se colaba por las rendijas. Desayunamos un fantástico bizcocho hecho por ella y después de holgazanear un poco, recogimos las cosas y volvimos a casa.  Fue una bonita celebración, en la que el cumpleaños de sr. marido fue la excusa para reunirnos todos y estar juntos.  Ver cuánto han crecido los sobrinos, te recuerda de forma cruel lo rápido que pasa el tiempo, y lo mucho que tenemos que saborear cada momento que la vida nos pone delante. 
Un abrazo amigas, y feliz semana.

16 noviembre 2014

46/52




Aún permanece en el recuerdo nuestra escapada a Barcelona.  Tuvimos solo dos días, así que escogimos unos lugares muy concretos.  El Camp Nou (mi regalo), el Tibidabo y un paseo por el puerto olímpico, como habéis visto en mis dos entradas anteriores.  Un gin-tonic mirando el Mediterráneo y una rosa roja.  Días felices y de aniversarios, pero también de organizar y comprar, de sentir que el tiempo va más deprisa de lo que necesito.  Hoy tenemos reunión familiar y seguro que vendré cargadita de emociones, fotos y sensaciones, que intentaré plasmar a lo largo de esta nueva semana que comienza.
Feliz domingo amigas.

14 noviembre 2014

Barcelona II


Nuestro segundo día en Barcelona comenzó con una rápida visita a la Sagrada Familia.  Tantas veces la habiamos visto en fotografías que fue uno de nuestros objetivos principales (con permiso del Camp Nou, jajajaj....).  Tengo que decir que me pareció una obra inmensa, pero me desconcertó bastante.  Todo el mundo se volvía loco haciendo fotos, pero yo me quedaba de pie quieta, mirando para arriba, disfrutando de ese espectáculo.  Me vinieron a la mente esos churros que se hacen en la playa cuando coges arena mojada en la mano y la dejas caer lentamente formando una especie de cono... Quizás Gaudí quiso reflejar el mar en su catedral.
 

El día era gris y plomizo y la luz escasa, así que los helados no eran un reclamo demasiado fuerte.  Había unos cuantos puestos de souvenirs por los alrededores.  Vi unos pisapapeles de cristal con la Sagrada Familia esculpida (como la que compramos en Burgos), pero el peque no prestó demasiada atención.  No quise insistirle, pero creo que hubiese sido una bonita colección.



Luego cogimos el Metro y nos dirigimos al Parque Tibidabo en el tranvía azul.  Fue precioso, ese lento circular, los asientos de madera, las mansiones que íbamos viendo a los lados, y que me recordaban el libro "La sombra del viento". 


Cuando esperábamos al funicular, me fijé en las baldosas tipo colmena que había en el suelo.  El espacio me recordó al Monte Igueldo de Donosti.  Luego fuimos ascendiendo poco a poco hasta llegar al parque.  La pena fue que empezó a llover y el viento soplaba bastante. 



Primero fuimos a visitar el Museo de los Autómatas, así nos resguardábamos de la lluvia.  Estuvimos una media hora muy entretenidos.  Hay unos botones que puedes pulsar para que cada creación se ponga en funcionamiento, pero tienes que esperar a que el botón esté en verde para que funcione.  Esto lo dedujimos después de dos o tres autómatas.


Aunque había más de 45 minutos de espera, no quisimos irnos sin montarnos en la famosa avioneta de 1928.  El peque no hacía más que protestar, que si esto es para niños pequeños, que si vaya mierda, que si cuánto falta, etc... Yo intentaba convencerle de que eso era un clásico, y de que no nos podíamos ir de allí sin probarlo.  Al final (y gracias a unas chocolatinas que guardaba en mi bolso) la espera se hizo menos dura.  Tuvo que admitir que fue emocionante.  El interior del avión es increible, como viajar en el tiempo.  Espero que quede en su memoria de niño.  Tanto su padre como yo, guardamos un lejano recuerdo de lo que era el Tibidabo.


Una comida en un famoso restaurante chino a orillas del mar nos hizo reponer fuerzas y emprender un paseo por una parte del puerto olímpico.


El atardecer iba poco a poco abriéndose paso, y una especie de pez sin cabeza de metal, se tornó dorado por unos momentos. 


Edificios modernos y un viento que se colaba por dentro de la ropa.  Nuestro objetivo en ese momento era encontrar un lugar agradable para tomar una copa.  Encontramos uno en el que las estufas de verano estaban a pleno rendimiento.  Esa sensación de frío/calor no deja de ser agradable ¿verdad?


El peque empezaba a aburrirse, así que terminamos nuestra copa, y fuimos a dar un pequeño paseo.  Es emocionante ver el Mediterráneo cuando vives a tantos kilómetros de él.


Pasamos por un puente lleno de candados.  Parece que hace años que se ha puesto de moda sellar el amor de las parejas con esto.  Me da la impresión de que en un 99 % se trata de parejitas de jóvenes enamorados que piensan que esto del amor se sella con un candado amarrado a un puente.  La vida en pareja no es fácil, hay que coincidir en un proyecto de vida en común, y encontrar un equilibrio que haga que ese proyecto no se desmorone a la primera de cambio.


La última foto que tomé de nuestra visita al Paseo Olímpico fue ésta, cuando el sol prácticamente se había ido a dormir.  Desde que tengo uso de razón me encanta mirar las ventanas encendidas.  Imagino quién vivirá allí, si son oficinas o apartamentos, si quien está dentro de esa luz está preparando la cena, viendo la televisión o preparando un importante informe para su jefe.  No sé por qué , siempre imagino vidas más interesantes que la mía, elegantes, con un toque de sofisticación.  Pero cuando hago balance y miro a mi alrededor, me siento feliz y agradecida por haber podido disfrutar de cosas tan sencillas pero tan intensas, ganadas con nuestro esfuerzo y trabajo, siendo personas honradas, que se merecen cada euro que ganan por méritos propios, no como toda esta gentuza que está saliendo a la luz en estos días.
Feliz fin de semana.
Un fuerte abrazo.

13 noviembre 2014

Barcelona (Camp Nou Experiencie)


Quisimos ir en tren en esta pequeña escapada a Barcelona, aunque tuvimos que madrugar mucho, ya que la hora de salida era las 6:25 h.  Medio dormidos aún y arrastrando las maletas de ruedas nos subimos a un cómodo tren.  El peque estaba emocionado y no dejaba de mirar a todos los lados con una maravillosa expresión de novedad en la cara.  El amanecer nos dio la bienvenida un hora y pico después, tal y como podéis ver en esta foto tomada desde mi asiento.


A las 10:15 h. ya estábamos en Barcelona.  Una vez en el hotel y después de deshacer las maletas y dejar la ropa colgada, nos fuimos a dar una vuelta por los alrededores.  Nuestro objetivo era visitar el Camp Nou después de comer, así que una vez ubicado el estadio, nos dirigimos a un restaurante cercano que ya habíamos reservado con antelación por internet.



Primero entramos al Museo del Barça, en donde sr. marido disfrutó de lo lindo ya que lleva a este equipo en las venas.  Había cientos de copas, botas y balones de fútbol antiguos, y montones de artículos relacionados con este equipo. 


Cuando bajamos al campo de fútbol, después de pasar por el túnel de vestuarios (en donde, por cierto, había una pequeña capilla a la Virgen de Montserrat), aparecimos en el estadio.  Nos pareció inmenso y nos preguntábamos si las personas que se sientan arriba del todo no sentirán algún tipo de vértigo.  Un extraño entramado de máquinas se encargaba de aportar luz y calor al césped cuando el sol ya empezaba a declinar.



A mí realmente el fútbol ni fu ni fa, pero este fue mi regalo especial para sr. marido que en breve cumplirá los 50 y que parece mentira que siendo del Barça hasta la médula, nunca haya visitado el Camp Nou.  Tengo que reconocer que aún sin ser futbolera una gran emoción me invadió cuando entramos en el estadio.


Al peque tampoco le gusta el fútbol, pero aún así creo que disfrutó bastante, aunque después de una hora de estar allí ya empezó a preguntar que cuándo nos íbamos. Al acabar la visita nos sentíamos realmente cansandos, así que nos dirigimos al hotel a descansar un poco, y después fuimos a cenar a un restaurante cercano.  Este fue nuestro primer día.  Queda el segundo, que llegará en breve.  Seguid atentas....
Un fuerte abrazo.

10 noviembre 2014

45/52


1. Una merienda del peque.  Últimamente me ha dado por comprar esos bollos de leche y acompañarlos de chocolate, aunque tengo que hacer verdaderos esfuerzos para no caer en la tentación y comerme media bolsa (en esos momentos mi mantra es: "son para el niño, son para el niño, son para el niño, son para el niño,...)
2. Rebuscando entre antiguos papeles, encontré este gatito de papel que mi madre siempre tenía colgado del interior de la puerta de su armario.  Me hizo mucha ilusión encontrarlo, porque no recordaba haberlo "rescatado".
3. Hace poco os conté que visitamos una huerta ecológica y compramos algunos productos, entre ellos media docena de huevos clase 1 (aquí se explica muy bien las diferentes categorías). La yema es mucho más amarilla que los de clase 3 que habitualmente compramos (y que creo que deberíamos dejar de comprar).  Hice una tortilla con cuatro de ellos, y fue un espectáculo increible, ver esas yemas tan gorditas a punto de estallar.
4. De vez en cuando hay que echar mano de la creatividad a la hora de presentar un arroz a la cubana, aunque creo que me lo voy a tener que currar un poco más, jajaja...
5. Cerraré esta semana 45 con nuestros pies pisando el "Camp Nou" (bueno, la parte de césped artificial que separa el verdadero de las vallas), como preludio del post que espero tener listo en un par de días.  Mi cámara está llena de fotos de nuestra escapada a Barcelona, aunque también tengo el cesto de ropa sucia lleno, el frigorífico vacío y un bonito resfriado que he pillado y que está convirtiendo mi nariz en algo parecido al color de mis zapatos. 
Un abrazo

05 noviembre 2014

Ayer

 
A las 7:47 h. subí la persiana de la cocina sabiendo que la luz lo inundaría todo poco a poco (con permiso de las nubes).  El frío ha llegado de repente y no es buen momento para confiarse.  El peque ya había salido de casa a las 7:25 h. bien abrigado (no me gustaría que cualquiera de nosotros se pusiese enfermo, precisamente este fin de semana que nos vamos a Barcelona, yupiiiii......!).  Ahora mismo nuestros armarios son una mezcolanza de prendas, aunque he ido sacando la ropa de invierno poco a poco.  Tampoco me apetece ponerme en este momento un jersey gordo o un pantalón de pana.  Me gusta que la transición sea algo más.... sutil.



A las 8h. empecé a limpiar dos matas de acelga, que aunque son riquísimas dan mucho trabajo.  Pero no me importa, la verdad.  Sintonizo mi canal de radio favorito y con su compañía voy preparando la verdura, que se convertirá en una cazuela de acelga con patatas que durará escasamente dos días.  De segundo plato, preparé unos solomillos de cerdo con salsa, que también durarán unos dos días.  Todo está estudiado, jajajaj...



Cuando acabo en la cocina, suelen ser ya las 10:30 h., así que después de hacer las camas y ordenar un poco la casa, suelo dedicar el tiempo a alguna actividad "extra" como puede ser alguna limpieza a fondo (cortinas, cristales, parquet) o algo de jardinería como fue el caso de ayer.  Mi cinta tenía un montón de hijos, o como se llamen, así que hace un par de semanas los corté y los puse en un par de vasos con agua.  Cada día los miraba y veía cómo iban apareciendo raíces cada vez más grandes.  Decidí que ya era hora de ponerlos en una maceta.  Espero que agarren bien, me parece una planta preciosa.


Por la tarde (y si no me toca trabajar), me gusta prepararle al peque la merienda.  Siempre suelo incluir algo de fruta y de chocolate, además de algún bocadillo de embutido.  Esta vez había comprado unas medias lunas de bollería, que dan mucho juego.  A veces las acompaño de un batido de chocolate o las abro y las unto de paté o nocilla.  Normalmente le planto el bocata de chorizo y también se lo come genial, sobre todo cuando me toca trabajar y no voy a estar en casa por la tarde.


Después de la merienda, miramos el planning semanal (que hemos han confeccionado con la ayuda de su tutora) para intentar cumplir los horarios establecidos (deporte, música, internet...).  Ayer a la tarde y mientras era su hora de tarea y repaso, yo salí a la biblioteca a dejar un libro y coger otro,  con la confianza puesta en él.  No puedo dedicar mi tarde a ejercer de vigilante jurado, sé que tengo que confiar en él, y que si me engaña, realmente se está engañando a sí mismo.


Hoy por la mañana mis pequeños esquejes de cinta seguían vivos, así que tengo muchas esperanzas de que sobrevivan y empiecen a crecer para poder poner pequeñas macetitas de cintas por toda la casa.  También salí al jardín y puse a resguardo la maceta de crisantemos que estaba casi ahogada, después de todo lo que ha llovido esta noche.  Le he cortado algunas flores y las he puesto en un pequeño salero tallado de cristal.  Os lo dedico a todas vosotras, por estar siempre ahí y sentiros tan cercanas.
Un fuerte abrazo.

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